La arquitectura Sostenible es una manera de concebir la construcción de manera que se aprovechen al máximo los recursos naturales y reduce el impacto ambiental en la naturaleza y sobre los habitantes.
Una de las principales metas de la arquitectura sostenible es la auto eficiencia energética, utilizando técnicas de construcción con el fin de reducir la utilización de energías convencionales. La manera de lograrlo es teniendo muy en cuenta el emplazamiento y la orientación de la edificación para así poder aprovechar al máximo los recursos naturales de luz y calor.
También hay que tener en cuenta el uso de materiales adecuados que deben de poseer características tales como el bajo consumo energético en su creación, baja emisión de gases de efecto invernadero como el CO2, ser reciclados, contener el mayor porcentaje de materiales de reuso...
Y finalmente, la gestión de los residuos incorporando sistemas de tratamiento de aguas grises mediante filtros, estabilización biológica con juncos y otras especies vegetales y, el reciclado de los desechos orgánicos en el hogar.
Los estudios no dejan lugar a dudas: los residuos procedentes de la construcción están alcanzando grandes proporciones; a principios de esta década se calculó que en Europa existía una media de 1,6 kg por habitante y día. Además, algunos de los materiales utilizados contienen importantes cantidades de halones y CFC (los causantes directos de la destrucción de la capa de ozono), y el 30% de las construcciones nuevas o rehabilitadas, según el citado Worldwatch Institute, padecen el síndrome del edificio enfermo: provocan molestias y dolencias, a veces crónicas, en sus usuarios o sus moradores.
La arquitectura genera un gran impacto social en la población, y buenos ejemplos en cada comunidad local son necesarios para mostrar a la sociedad los caminos a seguir. Dado que los cambios en las costumbres no son sencillos, se requieren de enormes esfuerzos para generar alternativas válidas que sean adoptadas por la sociedad.